¿Cómo distinguirlos?

Los últimos 50 años han sido, sin duda, testigos de la más importante revolución tecnológica en la historia de la humanidad. La innovación en términos de comunicaciones ha permitido que los
mensajes evolucionen del enigmático telegrama al whatsApp, la información viaja a microsegundos gracias a Internet y las personas podemos estar informadas casi de manera instantánea.


Pero el gran cambio no ha sido solo en términos de medios de comunicación y de información, la aparición y el desarrollo de Internet hace posible que los viajes ya no sean un problema a la hora de mantener contacto con la familia o incluso con el trabajo, la opción del teletrabajo que ahorra importantes recursos en términos económicos y de tiempo, es sólo posible gracias a la conectividad, las relaciones sociales pasaron del ámbito real al virtual, y la interacción con los dispositivos móviles es casi permanente.

Son muchas las ventajas de la tecnología y de las herramientas tecnológicas. Sin embargo, debemos destacar los riesgos que un inapropiado uso de las mismas. De acuerdo con los últimos estudios, una persona promedio desbloquea la pantalla de su celular 50 veces al día, lo que se traduce en 5 horas pegados a la misma, muchos dirán que el teléfono celular es su herramienta de trabajo. Sin embargo, es importante destacar que, en muchos casos, el teléfono pasa de ser una herramienta para convertirse en un distractor y un generador de contenido de entretenimiento, así que mientras usted lo desbloquea parar responder un mensaje, puede analizar si en ocasiones, después de responder, ingresa a Facebook, Twitter o a revisar los estados de su contacto para “estar actualizado”.

Nuestros especialistas destacan que no debemos satanizar el uso de las herramientas tecnológicas, en especial computadores, tabletas y teléfonos inteligentes. Sino por el contrario, reconocerlos como herramientas y reeducarnos para su uso apropiado, con el fin de que se conviertan en instrumentos para mejorar nuestras habilidades y no en distractores que impidan el desarrollo por completo nuestras capacidades, ya que los procesos atencionales y de memoria se ven seriamente afectados por el uso prolongado de Internet, en especial redes sociales y aplicaciones de entretenimiento.

El primer paso es hacer la distinción entre uso, abuso y adicción. El uso inofensivo, hace referencia a aquel en el que las herramientas tecnológicas se usan sin que la cantidad de tiempo, frecuencia y el modo generen consecuencias negativas, por ejemplo, un adolescente que después de realizar sus tareas escolares accede a algún contenido de entretenimiento durante un tiempo
determinado, o un profesional que revisa las noticias en la mañana previa a su jornada laboral.

Dentro de los factores a tener en cuenta como abuso, o uso inadecuado, son aquellos que nos permiten identificar como generadores de consecuencias negativas, ya sea por la cantidad de tiempo invertido, por ejemplo, un funcionario que en medio de su jornada laboral ingresa a redes sociales y presta un servicio ineficiente en su lugar de trabajo.

Al hacer referencia al término adicción, debemos tener en cuenta que cualquier conducta que genere el placer es susceptible de convertirse en adictiva. Esas conductas pueden presentarse inicialmente como actividades de rutina, pero progresivamente se convierten en problemáticas complejas que merecen toda la atención.

Señales de alerta
La conducta adictiva a Internet, se caracteriza como otras adicciones por los siguientes síntomas:

  • Tolerancia: La satisfacción que da el acceso a Internet y a su contenido va disminuyendo, por lo que se presenta la necesidad de aumentar el tiempo de uso y se requiere alimentar la sensación de satisfacción con un uso prolongado de la herramienta (teléfono, computador, tableta, etc.).
  • Abstinencia: Sensación desagradable que experimenta la persona cuando no puede usar la tecnología. Por este motivo tiende a usarla cada vez más y de forma compulsiva, para aliviar el malestar que le genera no poder hacerlo.
  • Dependencia: Cuando la persona necesita aumentar progresivamente el tiempo de uso de la tecnología, la tolerancia, y además se siente mal si no puede hacerlo, la abstinencia.

Aunque la vulnerabilidad a las adicciones es mayor en la adolescencia, no debemos dejar de lado  la probabilidad de que los adultos generen dependencia a Internet o al teléfono celular, ya que tienen mayor poder adquisitivo y mejor acceso a la información y el acceso a los aparatos tecnológicos se facilita con dada la presencia de los mismo en oficinas y lugares de trabajo.

Es importante estar atento a las señales de alerta, para prevenir cualquier conducta que pueda desencadenar en consecuencias negativas en el desarrollo de cada persona.

Carolina Hernández Muñoz
Directora Comercial y de Mercadeo
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