La población colombiana ha sido testigo de cómo en cada esquina de los barrios, se han generado pequeños expendios de narcóticos, igual ha sucedido con algunos parques y plazas. Esta problemática paso de ser un fenómeno de barrios marginados para trasladarse a muchos puntos en todas las ciudades y municipios del país sin distinción de estrato socio económico.

Los jóvenes son una población vulnerable en múltiples sentidos, como sujetos de consumo lo que afecta la calidad y esperanza de vida, también como individuos vinculados a las cadenas productoras y expendedoras y finalmente como víctimas de la violencia y la inseguridad de nuestras calles, producto del consumo y comercialización de la droga.

En 1988, se aprobó la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas. Dicha Convención declara en su preámbulo que el consumo de drogas representa «… una grave amenaza para la salud y el bienestar de los seres humanos…». De esta manera, la sociedad en general no puede dejar de encender las alarmas ante dicha problemática, y el riesgo que implica para niños, adolescentes y jóvenes, y sus posibles consecuencias en términos de desarrollo y bienestar de la sociedad en general.

¿Por qué debo preocuparme?

El grupo poblacional adolescente y joven en Colombia (chicos entre los 13 a 25 años) resulta ser el más afectado por este flagelo, aunque en ocasiones para ellos resulta imperceptible. Son dos factores los que influyen en la vulnerabilidad de este grupo poblacional. Por un lado, la edad de inicio de consumo de sustancias psicoactivas esta entre los 14 a los 19 años y a partir de los 18 años en adelante el joven adulto cuenta con mayor independencia social y económica lo que puede generar conductas de desinhibición.

Las causas de inicio de consumo de sustancias Psicoactivas están plenamente identificadas por los profesionales en Psicología, entre ellas se destacan la curiosidad, deseo de aceptación o pertenencia a grupos, rebeldía, aburrimiento, ansiedad, frustración, deseos de aceptación por grupo de pares, impresionar a su grupo social, intereses afectivos o sexuales, disfunción familiar, entre otras.

¿Cuáles son las señales de alerta?

Los padres y las familias en general deben estar alerta para detectar en los hijos algunos de los siguientes comportamientos o tendencias como:

  • Baja autoestima.
  • Irresponsabilidad.
  • Evasión de problemas.
  • Hostilidad.
  • Aislamiento.
  • Apatía.
  • Mentiras frecuentes.
  • Abuso verbal o físico.
  • Desordenes de alimentación.
  • Ausentismo escolar.
  • Cambios abruptos de conducta (euforia/depresión).
  • Enrojecimiento de ojos.
  • Olor inusual.
  • Desinterés en su apariencia, entre otros.

¿Cómo Prevenir?

La primera medida es la prevención, y por lo tanto las recomendaciones son:
• Hablar claramente con los hijos sobre los riesgos asociados al consumo de drogas y permitir que el joven analice la problemática desde el ámbito social, incluso político y como un asunto de salud pública
• Debemos ampliar el horizonte de nuestros hijos, es salir de lo particular a lo global.
• Evitar las acusaciones contundentes, violentas o de tipo moralista
• Enfocarse en mantener la calma y el equilibrio
• Asegúrese de tener unas vías de comunicación abiertas y efectivas, para tratar de obtener la máxima información posible.

¿Qué hacer si confirmo el consumo?

Si las dudas persisten, o las sospechas se confirman los padres deben estar preparados para recibir excusas, negación, promesas e incluso amenazas; en este punto se requiere más acción y menos palabras, ninguna charla cambiará la forma como su hijo percibe el problema y en caso de que se haya generado adicción, el organismo del adicto siempre evitará el malestar que le produce la ausencia de consumo, por tal razón la adicción no es la necesidad de consumo sino la necesidad de evitar e malestar que genera el no consumir.

Las familias deben entender la adicción como una enfermedad que requiere un correcto diagnóstico e intervención temprana y constante, no dude en pedir ayude ante cualquier sospecha, confirmación o indicio. Recuerde que de su comunicación, asertividad y apoyo dependerá en gran medida cualquier proceso de rehabilitación.

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Carolina Hernández Muñoz
Directora Comercial y de Mercadeo
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